Nacemos con distintas imposiciones sociales que corresponden de manera tradicional a ser mujer. Nos enseñan a servir, cuidar, desarrollar habilidades esperadas de la feminidad como saber cocinar, lavar, coser, tejer, bordar, ser multifuncionales, ser indispensables en la casa, inteligentes, guardar el pudor y siempre tener cuidado con nuestros comentarios. Si es que en algún momento nos liberamos de ello sufrimos violencia porque hacemos tambalear las estructuras patriarcales en las que se basan estas imposiciones sociales propias del sistema.